miércoles, 11 de enero de 2012

EscucharNOS


Cuando empleamos la capacidad de escucha, se amplía la capacidad de percepción. Es como un dar y recibir. Yo te doy atención, tú me das información.
Esto sucede tanto de nosotros hacia los otros como de nosotros hacía nosotros mismos.

¿En cuántas ocasiones te has sorprendido a ti mismo pensando “a Fulanito le pasa algo”, o “hace mala cara”, o “cualquier día nos da un susto”, o “si sigue así, le dará un infarto”…?

Si eres capaz de percibir anomalías en cuerpos ajenos, aún sin sentir su dolor físico, ¿cuánto más capaz serás de percibir tus propios desarreglos?

Existen varios factores por los cuales no reconocemos el momento en que algo empieza a ir mal en nuestro organismo. Uno de ellos es la falta de atención. Otro sería advertir los síntomas pero hacer oídos sordos a esas señales de alarma.
En ambos casos, estamos aceptando un pulso a nuestra salud.

Sería maravilloso que cada uno de nosotros prestara tal atención al cuerpo que pudiéramos captar las señales que éste nos envía antes de que se produzca la enfermedad. Eso sí, una atención sana y desestresada. 

Aún así, entiendo que la mayoría de la gente sí percibe esas señales: cansancio, desánimo, presión alterada, congestión de estómago y tantos otros síntomas. Pero no es suficiente para que nos detengamos a escuchar un poco más. Hay que seguir ocupado en los quehaceres diarios, el trabajo, la familia, la economía, … Así que la mayor parte de las veces obviamos este capítulo y seguimos adelante hasta que nuestro cuerpo nos frena de golpe obligándonos a detenernos y ocuparnos de nuestra salud.

A menudo nos sometemos a períodos prolongados de estrés, ya sea por asumir un gran volumen de trabajo y tareas, porque no conseguimos cerrar una cuestión emocional o porque abarcamos más de lo que podemos asimilar en el momento presente. Y así, tendemos a normalizar lo que no es normal.

Y esta forma de priorizar que se origina en la responsabilidad de mantener el "orden" al cual nos “debemos”, pasa a ser nuestro verdugo. 

En un proceso de coaching aprendes a conocer los límites que configuran tu momento actual, aprendes a ensancharlos de una forma saludable y a mantener tus capacidades siempre a punto. 

Escucha, reconoce y responde.

lunes, 2 de enero de 2012

Per què no duren els bons propòsits?

Esta mañana he encontrado este maravilloso articulo de Trinitat Gilbert en el periódico Ara en la edición de hoy.


Os recomiendo su lectura:

CANVIS D'ETAPA

Començar l'any incita a crear-se nous desitjos, però costa mantenir la voluntat de fer-los realitat



Passa cada any. Comença un nou cicle i les persones també volen iniciar un nou cicle personal. N'hi ha que elaboren llistes amb desitjos com anar al gimnàs, aprendre anglès, ser amables o no fumar. Però, ¿per què, en molts casos, al cap d'uns mesos els bons propòsits s'obliden? Per què, en canvi, n'hi ha que sí que els compleixen?
La resposta és la força de la voluntat i la recompensa que s'aconsegueix per assolir aquell nou propòsit. Els humans són els únics animals que tenen voluntat, i la voluntat és una conseqüència de l'activitat cerebral culminada en la zona del còrtex. De fet, "el còrtex cerebral humà, d'on surt la força de voluntat i també la consciència, és molt diferent del dels animals, perquè està molt més evolucionat", explica Juan Lerma, director de l'Institut de Neurociència d'Alacant i president de la Societat Espanyola de Neurociència. Es pot dir que el còrtex cerebral és el que elabora amb finesa el comportament humà. ...


Articulo completo en:


www.ara.cat